A la gente solitaria nos gustan las barras, nos gusta sentarnos en la barra por qué nos enfrenta, nos contiene… Cuando llegamos a ese restaurante para tomarnos un trago con nosotros mismos y nos sugieren pasar a la barra en vez de a una mesa, damos un “si” revolucionario, con certeza ciega de que venimosSigue leyendo «Los Solitarios»