Las abuelas y madres mexicanas tienen muchos refranes, frases y modismos. Uno de ellos y muy icónico es el de “no te enamores de un pobre” como de novela, que siempre las que sufren se enamoran del millonario y son felices para siempre; O en las películas que por un golpe de suerte la “maid” se encuentra al candidato más ameno, simpático, caballero y billetudo del condado.
Lo que es muy cierto es que los refranes y frases siempre traen algún mensaje y aunque pareciera que este al ser muy vano y muy simplón no contiene alguno, yo lo refiero a esto: ¡Claro! ¡no te enamores de un pobre! Un pobre de mente, un pobre de espíritu, una persona vana, básica, no profunda.
No te enamores de alguien que no se entrega, con miedos insuperables y con achicamientos propios de mente y de corazón.
Más allá de las cuentas de banco, la pobreza no radica en los ceros que tienes, sino en lo nutrido, agradecido y preparado que estés para dar y entregarle a alguien tu tiempo, tu esfuerzo, y tu cariño.
La vida camina, la vida sigue, recuerda que cada momento por más malo que sea es una oportunidad de cambio, de crecimiento y de que siempre al final hay algo mejor. Con amor. – Diego De la Torre