Constantemente nos encontramos en una lucha continua, pensamos que luchando conseguiremos lo que queremos; Creemos que peleando seremos más fuertes, más valientes. Luchamos contra el mundo y luchamos con nosotros mismos por llegar a algo efímero y que será como todo lo demás, pasajero. Un error humano es eso, luchar. ¿Qué pasa si por un momento perdemos el control de las situaciones, de las cosas? ¿cómo nos sentiremos al respecto?
Una de las grandes y efectivas fórmulas de amor propio es dejar de luchar. La manera en la que nos presentamos al mundo es igual a cómo nos presentamos ante nosotros mismos, nuestra forma de actuar es reflejo de lo que tenemos dentro. ¿Y si dejamos de batallar? La palabra mágica es confiar, confiar en los procesos, en el tiempo, en nosotros mismos. Empoderarnos, hablarnos y querernos. Dejar de luchar es sinónimo a fluir con las circunstancias; No me refiero a convertirnos en personas grises o tibias sino que más asertivas, ejemplo; En nuestro trabajo queremos destacar, peleamos en todo momento, estamos a la defensiva. Si soltamos nuestro ser y espíritu a nuestra preciosa autenticidad, ¿no será más sencillo? La mayoría de los problemas que nos generamos son producto de nuestra brillante mente, debemos enfocar esa energía en cosas positivas y de calidad. Ser más nosotros y menos lo demás, ser esencia en vez de producto y dejar de ponernos una etiqueta encima para solo ser algo experimental.
El amor propio es la cura para cualquier otro problema. Representarnos ante nosotros mismos con respeto y disciplina. Aprender a seleccionar nuestros pensamientos como seleccionamos nuestra ropa y aprender a darle el valor a cada cosa. Cuando nos perdemos es sumamente valioso y cuando sentimos ira, después viene el amor; Es por eso que cada sentimiento le debemos de dar su espacio, su florecimiento ya que después de eso viene algo mejor. Es por eso que comprender que cada lugar o estado es pasajero es una poderosa forma de amor propio. No dejemos atermontarnos por situaciones que al final van a pasar.
Ser flexible con respecto a la materia es parte de ser flexible con nuestro ser y pensamiento. La tolerancia hacía otros habla de la tolerancia que nos tenemos a nosotros mismos. Una de mis grandes preguntas es qué tanto amor debo de darme para que ese mismo amor yo lo reciba; La respuesta es todo el amor y belleza que yo tenga interiormente debo soltarla y expresarla conmigo mismo para que el universo actúe de la misma forma hacía mi persona. Otra forma de amarnos es aceptando, aceptando lo que tenemos afuera, canalizarlo en sentimientos, inspirarnos con cada cosa que vemos, seguir aprendiendo de todo y seguir creciendo.
Aceptar es liberar; Sintiendo esto nos convertiremos en seres libres de acción y pensamiento. No permitas limitarte ya que eso genera que se te limite alrededor. Recuerda que somos parte del universo y como partículas estamos conectados hacía el, todo es una reacción de nosotros mismos y todo lo creamos a nuestro alrededor.
Aprendamos a seleccionar la forma en la que pensamos, la forma en cómo hablamos, eso es amor propio. Analizar también las cosas que queremos en la vida, estar seguros de lo que no y caminar con esos pensamientos. No permitir recibir menos de lo que creemos merecer y seguir confiando en nuestro bello proceso, eso es amor propio también.
Recuerda que tu mismo eres un ser en el universo y el tiempo de todo lo que pasa y existe. Eres la expresión de millones de acontecimientos, resultado de algo único y un solo acontecer llamado existencia; Eres parte de ello. Saber esto, es una forma más de amor propio.
Cuidarte, quererte, nutrirte y auto abrazarte, necesitarte, no abandonarte. Recuerda siempre que absolutamente todo está sincronizado en el aquí y en el ahora. Que tu eres perfecto tal cual eres y que no tienes nada que demostrar, ni lugar a dónde llegar o alcanzar. No hay nada malo en ti, en tu cuerpo o sueños. Recuerda que a través de ti lo divino se manifiesta, recuerda que tu eres la misma existencia. -Diego De la Torre
DIEGO DE LA TORRE 